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Sebastián es ¡Andalú!

QUIERO TODO

QUIERO TODO

Lo que me pasa es que quiero cogerlo todo. mi madre trata de hacerme una fotografía con el teléfono móvil y yo quiero cogérselo. Quiero todo.

Ahí estoy sonriente pero la verdad es que estoy un poco molesto con este asunto de los dientes de arriba. Los de abajo fueron incómodos, pero estos de arriba se resisten. Y no duermo tan bien ni tan cómodo. Además no quiero dormirme: dormir es una pérdida de tiempo. Mientras duermo no juego y estoy seguro de que estos dos que aseguran ser mis padres sí juegan cuando yo estoy dormido, esperan a que yo me duerma de una vez para poder jugar. Y quieren dejarme fuera de juego. Así que no quiero dormir. Cuando parece que estoy a punto de caer logro lanzar un grito y despertarme a mí mismo otra vez y así logro que vengan y que sigan jugando conmigo. Otras veces son los dientes de arriba que, de verdad, son muy incómodos.

Eso y la angustia de los ocho meses. Eso dicen los manuales de bebés, que a los ocho meses no sé qué y no sé cuánto. Todo mentira. Los que han escrito eso no tienen niños. No tengo ninguna angustia ni ninguna de esas chorradas. Lo único que quiero es jugar y cogerlo todo y comérmelo. Y cuando no es así, pues me aburro, como todo el mundo. ¿O no?

COSAS QUE SÉ HACER

COSAS QUE SÉ HACER

Como pan (co0mo en la foto) y galletas. Me gusta el pan mojado en salsa. Me gustan las galletas solas. No sé masticar pero sí se tragar y chupar hasta que la harina se desintegra en mi boca. Como hacen las serpientes y otros bichos que no tienen dientes.

No gateo hacia adelante, pero sí hacia atrás. No me pongo de pie, pero si que sé estirarme y quedarme tieso. Se ponerme boca abajo y boca arriba y girar y girar como si fuera un cilindro que cae por una cuesta. Se desplazarme sentado, dando pequeños saltos apoyado en el culo.

Sé lo que es un árbol y lo puedo distinguir con toda precisión de un perro o de un pato. Sé qué es un coche y una moto, sé que las bicicletas son motos sin motor. Sé de qué color es el amarillo.

Sé qué tengo que hacer para que me den de comer o para que me saquen a pasear o para que me cojan en brazos (aunque esto me cuesta cada vez más). Sé que tengo que hacer para que me den besos. Sé cuánto tengo que gritar para que me presten atención, sobre todo cuando estos dos que presumen de ser mis padres se ponen a hablar entre ellos de nada en particular durante tres minutos seguidos.

Sé muchas cosas y sin embargo soy incapaz de decir "filigrana" o "polígrafo". Ya aprenderé.

MI TIA NATALIA ES ACTRIZ

MI TIA NATALIA ES ACTRIZ

El otro día fui al teatro. En realidad era la fiesta de fin de curso de mi tía Natalia (la que está ahí en la foto). En el espectáculo, Natalia hacía dos cosas distintas: primero bailó y después se disfrazó de "Sobrina de Quijote". Yo la sonrío y la miro pero no entiendo nada de lo que quiere decir eso de Sobrina de Quijote. Da igual porque lo pasé muy bien. Lástima que el aire acondicionado no funcionara y que invitaran a más personas que las que cabían en el sitio, porque todo lo demás fue estupendo. Mi tía Natalia fue, con diferencia, la mejor de todas.

Mi tía Natalia tiene dos maracas. Dice mi madre que son como las Maracas de Machín. Las Maracas son dos palos que sujetan una bola llena de piedras. Cuando se agitan, las piedras suenan. A mí no me gusta mucho la forma de las Maracas de Machín, pero me encanta el ruido que hacen.

BAUTIZADO CATOLICAMENTE

BAUTIZADO CATOLICAMENTE

El sábado me bautizaron en una iglesia muy bonita con un cura muy simpático. El bautizo consiste básicamente en que estos que aseguran ser mis padres y dos tipos más que, por lo visto, son mis padrinos (los de la foto), renuncian a un montón de cosas y creen en otro montón. Con el bautizo entro por la puerta grande en la Iglesia Católica aunque lo que yo quiero ser es cofrade, uno de esos que van con capirote y llevan una vela y van detrás de una Virgen o de un Cristo.

Lo pasé muy bien en mi bautizo. Había otros niños que también querían entrar por la puerta grande, vino mi tía Natalia y mi tío Fede, vino mi tíuo Adrián y mi tía Daniela, vino mi tía Chuche, vino mi abuela Conchi... un montón de gente quería ver cómo entraba en la Iglesia Católica por la puerta grande. Luego les invite a unos boquerones en la playa y después, a casa, a echarme una siesta.

Ahora espero que me manden por correo mi Carnet de Socio, como el que tengo de Velez Sarsfield.

MAA MAA

MAA MAA

Ya tengo identificados a estos dos: uno es BABA y el otro el MAMA. Es facilísimo: Baba es mi madre y Mama es mi padre. A ellos parece gustarles mucho que ya les pueda identificar, porque les hace gracia y se ríen. Y yo con ellos, por supuesto.

Para mí es más fácil, porque así ellos saben con quién quiero estar. A veces se hacen un lío. Normal, son novatos y aún no me entienden muy bien, así que grito Baba y viene mi padre o Mama y viene mi madre, pero es al revés, Baba es Madre y Mama es Padre. Poco a poco, van entendiendo.

El diente de arriba va mejor. Me molesta, claro que me molesta, pero no me duele tanto como para dejar de pasármelo bien. ¡Faltaría más!

MAS DIENTES

MAS DIENTES

Hoy me han empezado a salir los dientes de arriba. Digo los, pero en realidad es EL diente. Me duele un montón. Y suelto más saliva que un león a punto de comerse a un cervatillo.

Es muy incómodo esto de los dientes. Duelen, no puedo sacar la lengua tanto como antes, molestan. Es una cosa rara. Luego hay que cepillárselos con un cacharro lleno de pelo durísimos porque si no se llenan de porquería. Con este asunto del dolor y la saliva, como menos y duermo fatal. Me despierto miles de veces, me cuesta dormirme.

Lo único que me sienta bien es el frío. Todo lo que está frío me gusta. Estos dos, que como ya tienen dientes ya se saben todos los trucos, me dan una zanahoria congelada.

No voy a poner una foto de mí mismo sufriendo como un condenado, así que pongo esta en la que estoy tan contento subido en el hombro de mi padre como si fuera un saco de patatas.

YOGUR Y LLUVIA

YOGUR Y LLUVIA

Hoy ha llovido un poco, así que confieso que he estado un poco insoportable. Lo de la lluvia es un fenómeno incomprensible para mí: llegan una nubes que no son blancas y se ponen a llorar, así, sin más, por las buenas. Y estás en la calle y lloran encima de tí y te empapan. Les he preguntado a estos dos que aseguran ser mis padres que por qué lloran, pero no me han entendido nada. Tan nada que como respuesta me han dado un yogur.

Me gusta el yogur. Tiene una textura blanda y muy graciosa. Pero lo que más me gusta es la cuchara. Trato de cogerla y zarandearla, de morderla y de estirarla. Me gusta engancharla cuando está llena. Mi padre me hace gestos de que la zarandee y me pringue entero de yogur, pero la verdad es que no entiendo porque quiere que haga eso, así que le miro, me río y sigo comiendo. ¿Qué quiere, que tire la comida? ¿está loco mi padre?

DOS DIENTES

DOS DIENTES

Tengo dos dientes. Son muy pequeños y están en la parte de abajo de la boca. Tener tan pocos dientes es un poco incómodo, porque cuando me meto en la boca una arandela o un anillo siempre se enganchan ahí y, al estirar, molesta un poco.

Como tengo dos dientes ya puedo masticar. Zanahorias y pan. Y peluches y muñecos y la mano de mi madre y el brazo de mi padre y... ¡lo que me pongan! Es divertido esto de masticar. Dice mi padre que tengo que tener treinta y dos, que no sé que significa, porque creo que es la primera vez ue oigo esa palabra, "treintaydos". Y no duele tanto que salgan. Molesta pero nada más. Si supieran lo doloroso y molesto que es cuando se empiezan a estirar los brazos y las piernas dentro de la barriga, si se acordaran de cómo es eso que empiecen a salir dedos, pies y cosas así, verían que esto de los dientes es casi un juego de niños. Para mí, que todavía me acuerdo, lo es.

DADA TATA

DADA TATA

Esto es lo mejor que sé decir: Dada tata dada-da-dada-da. ¿Qué quiere decir? Depende del momento. Si el número de "da" supera al de "ta", entonces es que me estoy quejando de algo. Generalmente se corresponde con un estómago vacío o un pañal sucio. Si el número de "ta" es mayor que el de "da", entonces estoy explicando algo, que si he visto a alguien en el parque, que si me he cruzado con una niña muy guapa, que si esto o que si lo otro. Parece mentira, pero no saben lo difícil que es la letra I. Es impronunciable. Hay que poner la boca y la lengua de una forma que es casi imposible.

Y el gran alegrón. Vélez Sarsfield, la gloriosa V azulada, va primero en la liga argentina de fútbol.... No se sabe por cuanto tiempo, pero es una buena noticia. Yo estoy encantado. Tanto que me voy a comer un biberón gigante para celebrarlo.

EN EL PARQUE CON MI PADRE

EN EL PARQUE CON MI PADRE

Estoy en el parque con mi padre. Me ha traido a uno distinto del que suelo ir cuando es mi madre la que me lleva. La gente nos mira mucho. Dice mi padre que es porque es raro ver a un padre llevando a un bebé al parque sin que la madre esté cerca. Que no es lo más normal aunque sea muy natural. A mí todo eso me da igual porque me lo he pasado muy bien.

Ahora que me doy cuenta ya sé por qué ahora voy a otra pediatra. La anterior nunca hablaba con mi padre, sólo con mi madre. Como si mi padre fuera el Hombre Invisible o fuera vestido del color de las paredes y no se diera cuenta. A mi padre eso le ponía enfermo. Dice que, con esa actitud machista, no vamos hacia ninguna parte. Dice que a esas pediatras deberían expulsarlas por comportamiento machista, que así sólo consiguen que los hombres vean como algo normal no ocuparse más que lo imprescindible de los bebés. Y que así nos va.

Total, que estamos en el parque y la gente nos mira y sonríe. Nos tumbamos encima de la toalla, hacemos un poco el tonto, hacemos unas cuantas payasadas. En fin, lo pasamos muy bien. Vamos, que yo lo he pasado muy bien.

RISAS EN EL PARQUE

RISAS EN EL PARQUE

Me estoy dando cuenta de que la mayor parte del tiempo me estoy riendo. Hay otra parte del tiempo en la que grito, otra en la que como y otra en la que duermo. Entre medias, hago un montón de cosas, pero es todo pura mierda y pis, así que mejor no digo nada.

En el parque me río porque todo es muy gracioso. Los árboles son graciosos, los otros niños son graciosos, los padres de los otros niños son también graciosísimos. En mi casa me río porque ese que asegura ser mi padre es un payaso y me hace mucha gracia. Y mi madre es muy graciosa también. Los momentos en los que grito, que cada vez son menos, son porque no me hacen caso o porque no me dan de comer o creen que con lo que me dan (cuatrocientos gramos de verduras y un yogur) es suficiente. Lo de dormir lo dejo nada más para las noches. Estos dos insisten en que tengo que dormir una siesta. Y sí, claro que duermo. Casi mil segundos seguidos. Seguro que, cuando sea más mayor, si duermo la siesta me llaman "dormilón" o cosas peores.

Pero de momento... risa. Es divertido reirse. Aunque salgan muchas arrugas en la cara.

LEYENDO

LEYENDO

Ahí me ven, leyendo. No entiendo nada de nada, pero me encanta pasar las páginas. Ese libro tiene animales y cosas que se llaman letras y que son otros dibujos. Lo que realmente me gusta es que sea de colorines y que pueda pasar páginas. A veces no puedo dar vuelta a las páginas, así que le doy vueltas al libro sin parar hasta que encuentro la forma de encontrar la página y pasarla. Otras veces lo que me gusta es tirarlo al suelo porque suena muy bien. Además estoy probando un fenómeno. Si yo tiro algo al suelo, alguien viene, lo recoge y me lo vuelve a dar. Esto se puede repetir un número indeterminado de veces. Nunca más de diez veces. A la décima ya me han puesto otras vez a inflar pelotas.

Leer tiene pinta de ser divertido.

¡Pero no saben como me gusta aporrear el ordenador!

PAPITIS vs MAMITIS

PAPITIS vs MAMITIS

Hay días, los que son impares, en los que tengo Papitis. Hay otros días, los pares, que tengo Mamitis. Lo días de Papitis sólo me divierto con mi padre. Tengo que tenerlo cerca a todas horas y si no es así, grito y estoy ¿cómo se dice? estresado. Los días en los que tengo Mamitis, es ella la que tiene que estar a mi lado constantemente. No hay días en los que tenga No-Papitis o No-Mamitis a la vez. Puede suceder que esta querencia siga otro ritmo y que, por ejemplo, tres días tenga Papitis, tres Mamitis y el séptimo, como es impar, otra vez Papitis.

Dice mi padre que, los días en los que tengo Papitis, hincho muchas bolas aunque no sople. Lo días en los que tengo Mamitis es ella la que dice esto mismo, pero en vez de inflar bolas, hincho pelotas. Y de verdad que no hago ni una cosa ni otra, porque cuando trato de soplar me sale una especie de PRFFFFFFF y se me va todo el aire por ahí.

En esta foto, que es de un día impar, tengo Papitis. La foto la hace mi madre y mi padre no está cerca. ¿Ven como no hincho pelotas ni bolas?

SEDUCIENDO A LAS MADURITAS

SEDUCIENDO A LAS MADURITAS

Esa chica a la que estoy mirando con esa cara es bastante mayor que yo aunque no lo parezca por el tamaño. Ha venido al parque, ese sitio en el que hay césped, acompañada de dos señoras que debían ser sus abuelas. Las dos estaban muy preocupadas por que la niña no se manchara, así que no la han dejado correr mucho por ahí ni han querido que se sentara en otro sitio que no fuera la toalla que me ponen a mí para que las piedras no se me claven en el culo. A la niña le han gustado mis juguetes y le he gustado yo. A las abuelas no le han gustado mis juguetes y querían que la niña me los devolviera a toda costa. De mí han dicho que soy guapo pero que estoy un poco gordo. Así que tampoco les he gustado mucho.

La niña se quería quedar conmigo, hemos estado hablando un rato. No mucho, las abuelas se metían contantemente en la conversación. Estaban realmente preocupadas porque el vestido no se ensuciara aunque lo disimulaban diciendo que no querían que la niña se hiciera daño. A esta edad no nos hacemos daño, parecemos contorsionistas, parece que somos de goma. Yo me puedo comer el pie sin problema. Puedo rascarme la oreja con el pie si la oreja me picara alguna vez. Puedo hasta peinarme con los pies. Puedo caerme sin romperme nada. Y esta niña también. El caso es que no nos han dejado hablar mucho, pero hemos quedado en encontrarnos en este mismo parque otro día. "Un día que no me traigan estas brujas" me ha dicho. Y nos hemos reido mucho. Aunque ahí, en esta foto, no lo parezca.

Cada día me gustan más las chicas.

NADA QUE ESCRIBIR

NADA QUE ESCRIBIR

Hoy he decidido no escribir nada. Les dejo aquí una conversación (puedes pinchar aquí para oirla... creo) entre mi madre y yo acerca de BlaBla que, como saben, tiene muchas utilidades. Por ejemplo, todos los actores que no tienen frase en las películas y que se supone que están hablando, sólo hablan de BlaBla. Y mucha más gente, para que nos vamos a engañar.

EL VIENTO

EL VIENTO

El viento es el aire que se mueve a toda velocidad y me golpea en la cara y los brazos y no me deja respirar. En la playa hace mucho viento y aunque parece que lo estoy pasando maravillosamente bien en realidad estoy contento porque al fin nos vamos de este horrible lugar recubierto de viento. Esta vez han sido estos que aseguran ser mis padres y que parecen otra cosa, los que me han traido hasta aquí. Han traido un paraguas enorme que se clava en la arena, han traido toallas de colores chillones, han traido un cajón azul de plástico con comida para mí. Y nos hemos sentado ahí, en el centro de un paisaje lunar golpeado por el viento. Lo increible es que a nadie parece molestarle este aire agitado. Hay otras personas tumbadas sobre la arena. Todo me parece horrible, hasta la papilla de verduras me parece horrible. Y grito. Y chillo. Y me desespero. He logrado que arranquen el paraguas del suelo y que recojan las toallas. Mi madre ha querido inmortalizar el momento en el que yo grito y grito sobre la arena pero me he dado cuenta a tiempo y he sonreido. No ha logrado hacerme ni una sola fotografía con la cara crispada. Ahora que estoy seguro de que nos alejamos del viento, ahora puedo volver a sonreir.

LAS COSQUILLAS

LAS COSQUILLAS

Las cosquillas son una cosa que se hace con la punta de los dedos acariciando suavemente debajo de los sobacos, en las ingles, cerca de la panza y en algunas zonas de la espalda. Las cosquillas producen una risa descontrolada, una risa que se escapa de mi boca, que es más grande que mi boca. Estos dos saben muy bien cómo sacarme las cosquillas del sitio de mi cuerpo donde están escondidas y hacerme reír. A mí me gustan mucho las cosquillas aunque cuando lo intento yo solo no me hago ninguna gracia. Vamos, que yo mismo soy incapaz de encontrármelas y de hacerme reír a mí mismo. Tampoco he logrado que Payaso se ría. Y cuando me tumbo encima de mi madre o de mi padre y hago lo que me hacen ellos, creo que no les encuentro ninguna cosquilla. Se ríen, pero no tiene nada que ver con este asunto de las cosquillas.

No hay un momento del día favorito para las cosquillas, pero si hay un momento para el que no: el masaje antes del baño. No me hacen gracia. No me resultan nada graciosas. De hecho, es casi incómodo. Chillo, y dejan de hacérmelas. Con el tiempo, aprenderán.

EL CHUPETE

EL CHUPETE

El chupete es un artefacto de plástico que se mete en la boca de los bebés y que hace que, con la boca llena de esa protuberancia de goma, seamos incapaces de gritar. El chupete es un timo. Es un invento de los padres que no les gusta oirnos hablar, chillar o gritar. ¡Como si ellos no hubieran gritado, chillado o hablado! Prueben a gritar con un dedo metido en la boca y sabrán que estoy diciendo.

Hay un montón de objetos que aseguran que son "buenos" para nosotros y que, realmente, no son más que trucos de ellos para que les dejemos en paz. Primero, el carrito. Así no tienen que llevarnos en brazos, con lo que no gusta. Después, el chupete. Y por último, un montón de cacharros de colores que hacen un ruido insufrible cuando los agitamos y que no mantiene distraidos durante unos minutos.

A mí lo que más me gusta es la calle. Eso sí que está lleno de objetos que son "buenos" para mí. En la calle no grito ni me aburro ni chillo. Hablo con las cosas, veo a gente, veo cosas nuevas. Cuando estoy en la calle no me molesta ni el pañal sucio. Y estos dos no necesitan el chupete para que deje de gritar.

LA PACIENCIA

LA PACIENCIA

Dice un señor que se llama Güiliam Sekspir, que la paciencia es la madre de la ciencia. Yo tengo mucha paciencia.

Una paciencia infinita.

Por ejemplo. Me entra hambre. Grito. Me dicen "espera que ya va". Llega la Paciencia. Después llega la comida.
Por ejemplo. Me aburro. Grito. Me cogen en brazos y me ponen en mi salón de juegos. Me aburro. Grito. Llega la paciencia. Después me sacan a la calle.
Por ejemplo. Cago. Tengo el pañal sucio. Grito. Me dicen, "espera un momento". Llega la paciencia. Me cambian el pañal.

Le digo a mi padre que tengo mucha paciencia y me dice que sí, y que él es un monje mormón. Dice mi padre que mi paciencia dura cinco segundos. A veces, tres y que después, ya no me vuelve más, que la agoto de un tirón y que después sólo es grito y grito.

¿Es que 5 segundos de paciencia no son suficientes? ¿cuánta paciencia debería tener para ser un niño normal? Si la paciencia se mide en segundos, ¿por qué me dicen que tengo o no tengo paciencia? ¿dónde se guardan los segundos y los minutos? ¡El mundo es extraño, dede luego!

La foto no tiene nada que ver con todo esto. O sí. Creo que estar ahí quieto es una demostración de paciencia.

MIS AMIGOS INVISIBLES

MIS AMIGOS INVISIBLES

Tengo un montón de amigos invisibles. Se acercan a mi cuando estamos paseando por el parque o cuando cruzamos una acera. Alguno viene hasta mi casa pero aún no tienen confianza y no se atreven a entrar en mi habitación. Hay alguno de estos amigo invisibles que tienen la cara rara, como si estuviera torcida. Y me asustan un poco, pero sólo es porque no los esperaba. Cuando yo grito, ellos escapan y se esconden entre los árboles o entre las piernas de los perros.

Algunas de las señoras con las que me cruzo van acompañadas de su amigo invisible. Yo miro detrás de su cabeza, siempre se ponen detrás y les veo a ellos. Son muy simpáticos y muy cariñosos conmigo. Otras veces, el amigo invisible de la señora es un hombre estirado y muy serio y entonces no me río aunque la señora sea muy simpática.

Dice mi padre que, cuando crezca, uno de ellos se convertirá en mi mejor amigo, que será mi compañero de juegos y me protegerá de algunos peligros. Por ejemplo, hará que las avispas nunca se acerquen demasiado a mí. Pero de momento no tengo ninguno especial. Tengo muchos.

Hay uno, que es muy travieso, que cuando estoy boca abajo, me hace cosquillas en la espalda. Es morado y tiene tres ojos y dos lenguas. A mí me recuerda a mi vaca morada. Ahí estoy jugando con uno que dice que es pirata. ¿qué será eso?