SEDUCIENDO A MÁS JOVENCITAS

A esta chica la he conocido en el mercado. Estaba haciendo unas compras, verduras y algo de carne para mi papilla del mediodía, cuando la he visto. No era una chica muy fea pero era bastante sosita. Le he dicho algunas de mis frases más perfectas para este tipo de situaciones pero, por lo visto, hablábamos idiomas diferentes. O más exactamente ella no me ha entendido a mí. Debe ser por ese arrastrar las vocales como si fuera un tango, ese recortar las palabras como si fuera malagueño, ese lenguaje algo cañí de los madrileños. El caso es que yo le entendía todo a la chica, pero ella a mí nada de nada. Tan nada, que hacía más caso al frutero que a mí. A lo mejor a ella le gustaba el frutero. O le he parecido un pesado. O yo que sé.
Hay cientos de miles de chicas en esta ciudad. Tengo tiempo.
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