PACHORRO

Mi madre me ve ahí, sentado en la silla así y me llama Gordino.
Menos Sebastián, todo lo que quieran. A mí, como ven, me resulta del todo indiferente. ¿Cómo dice el refrán? "Ladran, luego cabalgamos". Lo único importante es que me presten atención. Y para eso soy un genio.
Puedo gritar, moverme como si fuera epiléptico, comerme los puños como si estuvieran hechos de leche, chillar y patalear a la vez, articular millones de sonidos...
Puedo tirarme pedos horribles, lanzar las mantas con las que me cubren a diez kilómteros de distancia...
Y, cuando logro queme presten atención, me quedo ahí, sentado en la silla. Y me veo y me llamo a mí mismo Pachorro...
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