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Sebastián es ¡Andalú!

EL BAÑO

EL BAÑO Esa es la cara que se me pone en el baño.

Antes, esos señores que aseguran ser mi padre y mi madre, me bañaban en el lavabo. Pero, por lo visto, soy muy grande y no entro bien. Así que decidieron utilizar la bañera que, para mí, tiene el tamaño de una piscina olímpica. O casi. A mí todavía me da un poco de miedo el agua, para que nos vamos a engañar. Pero supongo que se me pasará como supongo que se le pasa a todo el mundo. Lo mejor del baño es que puedo tirarme pedos y hacer burbujas. Es extraño, pero cuando me tiro un pedo, a pesar de que huelen fatal, mis padres se alegran. Me animan. Me jalean. me gritan, "¡Vamos todavía, Gordo!" y cosas así.

Lo peor del baño es salir. Sobre todo porque fuera del agua siempre hace frío. Y porque la toalla no es tan suave como parece. Está llena de protuberancias raras y me pican, pero como no se hablar no puedo decirles, "Tirad la toalla y envolvedme en seda", así que hago lo único que se hacer bien: Chillar y Patalear. Pero, claro, ellos no entienden nada. Yo tampoco les entiendo a ellos, pero parece que nos vamos arreglando. De todas formas, sospecho que esto del baño no es más que un experimento cientifico, como si yo fuera un perro y mi padre fuera Pavlov, porque después del baño SÉ que toca comer, engancharme a la teta de mi madre, lo único que soy capaz de distinguir con precisión. Así que si no me dan la teta de mi madre rápido, siento un agujero en el estómago, un vacío que me envuelve las tripas y chillo y pataleo. Pero ellos aún no comprenden que no es por la toalla ni por el frío ni porque quiero seda.

Es lo malo de hablar un único idioma.

1 comentario

Pablo -

¡Qué buena foto!